martes, 11 de septiembre de 2012

TARDES DE SESIÓN CONTINUA

El cine de mi infancia es de sesión continua. Un domingo cualquiera, sin previo aviso, mis padres nos anunciaban que nos íbamos al cine y no importaba qué película íbamos a ver, porque yo corría a vestirme para poder salir disparada  hacia ese mundo de fantasía que nos proporcionaba la sesión doble de películas: llegaras a la hora que llegaras, la compra de la entrada permitía ver la película previa y la película "estrella" por la que habíamos ido ese día al cine. Las dos eran de reestreno, y podía tratarse de Mary Poppins (una de mis preferidas), "Peter Pan", "El libro de la selva", etc. El encanto de la sesión continua era que podías repetir tantas veces como quisieras la proyección, hasta aburrirte.


Lo curioso del caso es que, igual que sucede con antiguos discos single de vinilo, a veces la cara B superaba con el tiempo la cara A, y yo guardo un entrañable recuerdo de las películas de la factoría Disney que servían de relleno a las de primera fila: me encantaba "La montaña Embrujada", que contaba la historia de dos hermanos extraterrestres; las diferentes entregas de Herbie, el coche más humano y divertido de los años setenta; y, la mejor para mí, "El hijo de la jungla", con Nanu como un Tarzán de nueva generación que se presenta a unas competiciones de atletismo y está a punto de perderlas por el influjo del Vudú.






No recuerdo que hubiera palomitas, porque tanto el cine Galileo como el cine Liceo de Barcelona siempre tuvieron aquel olor inconfundible de algo viejo pero con encanto, como cuando destapamos una caja antigua y el aire se inunda de la esencia de los objetos que habitan en ella desde hace años. Si algún día se comercializan estos aromas, espero comprarlos online en cajas de mayorista.

Fuente imagen 1: http://leelibros.com
Fuente imagen 2: http://www.divxonline.info

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