sábado, 14 de septiembre de 2013

TODO LO QUE APRENDÍ CON LOS LIBROS DE LOS CINCO

Hoy hemos celebrado el cumpleaños de mi sobrina Lola. Es una niña adorable, muy sensible y algo tímida, que me parece que va a dar mucho que hablar a toda la familia cuando empiece a mostrar todo lo que lleva dentro. No puedo evitar que me recuerde un poco a mí cuando tenía su edad, en concreto nueve años que cumplió anteayer.

He ido a comprarle un regalo, preferentemente para leer, porque dice que quiere ser escritora de cuentos. Me ha parecido que ya era buen momento para iniciarla en una colección que a mí me sirvió como trampolín para otras muchísimas lecturas cuando fui algo más mayor. Ya la he mencionado en otras ocasiones: se trata de "Los cinco". Han reeditado todos los títulos y ahora su aspecto es más actual (a mí me gusta más el de mi época, claro) y le he comprado un par de títulos para que se inicie y me cuente si le han gustado.

Al tenerlos en la mano he recordado aquellos dibujos que yo repasaba constantemente para hacerme una idea de como eran físicamente mis personajes (Julián, George, Dick, Ana y Tim). Me viene a la cabeza, sobre todo, la portada de "Los cinco lo pasan estupendo" porque fue una de mis primeras adquisiciones, y lo manoseé tanto que, al final, el lomo se despegó de las tapas. Me gustaba tanto que lo intenté solucionar pegando unas etiquetas blancas de las de los sobres y dibujando sobre ellas de nuevo con rotulador la falda de Ana y los pantalones de Dick. Me quedó tan bonito que durante mucho tiempo dije que de mayor quería ser restauradora de libros.



Pero vuelvo al presente. Le he dado el regalo a mi sobrina Lola. Cuando ha abierto el paquete, lo primero que le ha llamado la atención han sido los bolígrafos y la libreta que he añadido al lote (si va a empezar a escribir cuentos tendrá que contar con buen material, he pensado) pero al tener los libros en las manos me ha mirado con curiosidad. Mi hermano le había hablado ya de mi afición por estas historias cuando era pequeña, pero me ha encantado resumirle un poco qué contaban las aventuras de estos primos que se encontraban cada vez que las vacaciones escolares se lo permitían, siempre inseparables de su perro Tim.

Me he puesto a pensar en la cantidad de cosas que aprendí con estos cinco muchachos que creó Enid Blyton el siglo pasado... ¡Y son muchas!


  • Descubrí que no todas las chicas están contentas con ser chicas. 
  • Aprendí que en algunos países se come algo más que bocadillos o galletas para desayunar (¿Cómo podían comer tantas cosas para desayunar estos muchachos?)
  • Descubrí que no todo el pan es de trigo, alguno es de jengibre.
  • Descubrí que Gran Bretaña debe estar completamente agujereada por dentro, repleta de pasadizos secretos que sólo los cinco conocían.
  • Aprendí que se puede ser dueña de una isla mucho antes de que Jonnhy Deep le comprara una a Vanessa Paradis.
  • Aprendí lo que significa la palabra "páramo".
  • Aprendí que Dick es diminutivo de Richard.
  • Descubrí que los padres de Gran Bretaña son muy liberales en esto de dejar que sus hijos se vayan de vacaciones solos, siempre que el mayor de ellos se llame Julián y sea serio y de fiar.
  • Aprendí que se puede querer tanto a un animal como a una persona, y que a veces forman parte de la familia como si fueran humanos.
  • Descubrí que algunos científicos tienen las narices tan metidas en su propio mundo que a menudo se olvidan de que tienen hijos.


Aprendí, en definitiva, que nos hacemos mayores con los libros, que los libros nos acompañan siempre en ese camino que es la vida y que no nos abandonan nunca, aunque crezcamos y a veces nos sintamos completamente diferentes del niño que un día fuimos. Ojalá Lola pase momentos tan maravillosos con los cinco como los que yo pasé y le sirvan de recuerdo cuando sea la adulta maravillosa que seguro que será.

Fuente de la imagen 1: http://www.lavirgendelcamino.info/wordpress
Fuente de la imagen 2: http://nuestroslibrospreferidos.blogspot.com.es

4 comentarios:

  1. Me encantan Los Cinco y yo también alucinaba con el hecho de que los niños veranearan a su aire. O con las latas de jamón ¿latas de jamón? ¿cerveza de gengibre? para mí eran cosas rarísimas.

    Conservo toda la colección de cuando yo era niña. Llegué a leerme tres libros en una mañana, era un vicio total.

    Y yo quería ser como Jorge. De hecho, me llevaba un libro a la peluquería y le pedía el peinado de la foto que has puesto tú (la ilustración amarilla). Con once años conseguí que tres adultos distintos me confundieran con un chico. Hasta que la naturaleza se abrió paso a la altura del pecho (ains, ja ja ja).

    Sin embargo, a mis hijas no les gustaron. Se aburrían porque no pasaba nada interesante hasta el tercer o cuarto capítulo. Ellas me salieron más de Manolito Gafotas y de Harry Potter. Qué lástima de mi colección de Los Cinco...

    Saludos :-)

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    1. Mi naturaleza se abrió paso antes de los once años de manera inequívoca, aunque tampoco quise ser nunca un niño. Me imagino la cara de la peluquera cuando te veía llegar con el libro de "Los Cinco" bajo el brazo...

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    2. Las peluqueras fueron varias, porque yo siempre salía cabreá y luego le decía a mi madre que no quería volver, así que íbamos probando. Las pobres me dejaban un pelito corto de niña bien, con su flequillito y sus puntas para dentro. Y al terminar, yo me despeinaba toda con la mano, y así salía más tranquila.
      El pelo que me gustaba más era el del tomo "Los cinco frente a la aventura", foto aquí
      http://pictures2.todocoleccion.net/tc/2009/04/07/12776569.jpg


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    3. El efecto "despeinado con la mano" seguro que se acercaba mucho más a lo que llevaba Jorge, sobre todo en esta foto. Es incluso un poco demasiado "chic" para los gustos de ella, creo yo, pero entiendo perfectamente que a ti te encantara, porque está monísima.

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